Poda de vid para vinificar, una cuestión de equilibrios

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La poda de viñedos, como práctica esencial en el calendario productivo, permite retrasar el envejecimiento de las plantas, facilita la distribución de sus elementos, y permite generar un balance entre el crecimiento de la madera, y la calidad de sus frutos.

En invierno, las plantas de vid ingresan en reposo vegetativo, hasta la entrada de la primavera.  Es el momento ideal para realizar las prácticas de poda, si se piensa en lograr un efecto no vigorizante que permita mejorar la calidad y cantidad de sus frutos y, al mismo tiempo, redireccionar los nuevos crecimientos, y facilitar otras tareas, como la cosecha.

La poda, es una práctica cultural que incide de manera directa en el crecimiento de las plantas, para conseguir darle forma, mejorar la sanidad, y regular el rendimiento del viñedo.  Para obtener frutos de calidad, se deben tener en cuenta ciertos aspectos fisiológicos básicos de la vid. Por ello, el conocimiento sobre las técnicas adecuadas, resultan imprescindibles para garantizar la calidad de la futura producción.

De acuerdo con la Ing. Agr. Belén Pugh, del Área de Frutihorticultura del INTA Chubut, una de las claves es saber cuándo llevar adelante la labor cultural de la poda: “el momento del año para hacerlo es en invierno, cuando la planta de vid está en reposo, o dormida. Si la realizamos antes de que eso ocurra, las hojas aún no habrán enviado las reservas producidas a las raíces y partes leñosas, debilitando a la planta y adelantando la brotación”.

En este sentido, advirtió que “si la planta ya se puso en movimiento, se eliminan reservas en las partes que se cortan, debilitándola también, aunque retrasando la brotación”, aunque remarcó que, este último caso, para el área del Valle Inferior del Río Chubut, podría resultar beneficioso para la planta, “ya que nos permite evitar las heladas primaverales, sobre todo en ejemplares jóvenes, más sensibles al frío”.

Planificar los objetivos para garantizar la calidad

Antes de comenzar la poda, indica Pugh, “se debe programar la misma, ya que es la tarea que más tiempo y mano de obra utiliza dentro de las labores anuales de la vid. De su correcta realización dependerá además el futuro de la plantación”

Por ello es importante contar con los elementos necesarios en condiciones adecuadas: tijeras y serruchos, afilados y desinfectados (1 parte de cloro por 9 de agua) para evitar el traslado de enfermedades. También, es necesario tener presente el pronóstico del tiempo: “se debe evitar días lluviosos, con niebla y alta Humedad relativa”, de acuerdo a lo expuesto por la especialista

Asimismo, resulta esencial conocer bien las características de la chacra y las variedades, “dejando para el final los lugares más fríos de la chacra, así como las variedades tempranas”.

En cuanto a los objetivos de la práctica en sí, Pugh remarcó que, como regla esencial, “la poda debe adecuarse al hábito de fructificación de la variedad y a la capacidad de la planta. Una poda adecuada es aquella que logra la mayor cantidad de frutos sin producir envejecimiento”.

En este sentido, la especialista indicó que la labor consiste inicialmente en formar los primeros pasos de la planta según el sistema de conducción elegido, “ya que durante los tres años iniciales, se buscará que la planta se forme, se adapte, y desarrolle sus raíces y estructura principal”

Seguidamente, lo que se hará es regular su desarrollo vegetativo: “luego de esos tres primeros años, trataremos que la planta no produzca material vegetal vigoroso, que conduzca a la formación de madera innecesaria, ni tampoco un exceso de producción de uva, sino sostener un equilibrio”, de acuerdo a lo indicado por Pugh.

También, será importante gestionar la carga de uva: “logrados los dos objetivos anteriormente mencionados, se reducirán yemas para regular la cantidad de racimos por planta, asegurando así, adquirir una calidad que permita la elaboración de buenos vinos”.

Algunas sugerencias prácticas en la poda de la vid

  • Mantener las herramientas de poda (tijeras y serruchos) afiladas y desinfectadas (1 parte de cloro por 9 partes de agua)
  • Realizar los cortes a 45°
  • Si los cortes son muy grandes aplicar un fungicida para evitar ingreso de microorganismos
  • Aprovechar el material cortado de calidad para realizar estacas

Fuente: Mundo Agropercuario

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